Cuando los navegantes, liderados por James Cook llegaron a las costas de Nueva Zelanda, los nativos pensaron que eran muertos regresados al mundo de los vivos debido a su color blanquecino. A continuación pensaron que el mundo tras la muerte debía ser horrible pues los actos y modales de los recien llegados estaban dominados por la violencia y el ultraje.
Prevalece siempre la versión del más fuerte, del vencedor, y famosos son los dibujos y relatos de la Murderers´ Bay. La realidad es que la cultura fue asaltada, aplastada y comprimida hasta los lugares más recónditos como las deTe Ika, en Maui.

Los misioneros católicos impusieron su ley y destruyeron la mayoría de las estatuas. Un puñado se salvó y fueron enviadas a Europa, eso sí, mutiladas, castradas como si de eunucos se tratasen. Al díos RAO que ahora se exhibe en el Louvre le pusieron una etiqueta que decía "Ídolo de impureza, del vicio y de la pasión desvergonzada".
(Del blog de Antonio Aguilera Nieves: PICO A VIENTO)
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